La teoría del caos apareció a principios de la década de 1990 y se utilizó un término para describir todo tipo de fragmentación formal, rompimiento y desconstrucción que no parecen ajustarse a ninguna sustentación matemática la cual se basa en sistemas complejos y sistemas dinámicos muy sensibles a las variaciones. Pequeñas variaciones en dichas condiciones iniciales pueden implicar impactantes diferencias en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo.
La Teoría del Caos ha generado terribles resultados. Sin embargo, como
hemos visto, esta especie de licencia para desordenar que parece alentar la
Teoría del Caos es totalmente sesgada y producto de la desinformación y el
desconocimiento; la historia de la arquitectura se hubiera ahorrado unos
cuantos esfuerzos inútiles, por absurdos y un buen numero de arquitecturas
lamentables.
En
todo caso, la mejor lección para la arquitectura que se puede sacar de la
Teoría del Caos es precisamente la imposibilidad de hacer arquitectura sin
orden, sin una lógica explicable y razonable que haga entender porqué las cosas
acaban siendo como son, las nuevas nociones compositivas de la
arquitectura contemporánea pueden volver a reflejarse en el modo en que la
naturaleza tiene de comportarse, en sus aparentes caprichos, que en realidad
son evidentes estados de orden complejo.
La teoría del caos también explica
que el resultado de algo depende de distintas variables y que es imposible de
predecir. El caos en la arquitectura da lugar a la imprevisibilidad, la
respuesta desproporcionada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario